Las clases de cerámica de Charo son un lugar donde la creatividad se conecta con la tierra y la mente encuentra paz y enfoque.  La pasión de Charo por la cerámica comenzó hace más de cuatro décadas, inmersa en el rico tejido de la tradición artesanal peruana. Su formación junto a artesanos de diversas regiones del país le brindó una perspectiva única y una variedad de técnicas que han enriquecido su práctica a lo largo de los años. Desde sus inicios, creaba piezas decorativas y vajillas, hasta su incursión en el mundo de la exportación con la marca Keramics.

A lo largo de su carrera, Charo ha explorado no solo las técnicas y procesos de la cerámica, sino también su profundo impacto en el bienestar mental y emocional. Reconoce que trabajar con arcilla es más que una actividad manual; es un acto de mindfulness que permite a los practicantes conectarse consigo mismos y con la tierra. En este espacio de creación, el estrés se disipa, la mente se enfoca y la creatividad florece. Además, los múltiples beneficios de hacer cerámica, como mejorar la concentración, aumentar la autoestima y desarrollar la paciencia, se entrelazan con cada giro de la torneta y cada pincelada de esmalte.

Después de años dedicados a otros proyectos y estudios, Charo finalmente ha regresado a su pasión original: la cerámica. En su nuevo hogar en Punta Hermosa, ha creado un espacio lleno de amor y dedicación, donde sigue explorando las posibilidades infinitas de la arcilla y compartiendo su sabiduría con otros. La Cerámica de Charo no es solo un taller, es un refugio donde el arte y la conexión se entrelazan para crear una experiencia enriquecedora para para quienes la exploran.